Foto: Martí Perarnau
La inauguración de la exposición SONIC YOUTH etc: Sensational Fix no pudo comenzar de forma más coherente a la mitología de la banda. En la recepción de la primera planta del Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M), con sede en Móstoles (Madrid), una guitarra eléctrica pendular oscilaba de forma algo temeraria junto a las cabezas de los asistentes. Los propios integrantes de la banda, Lee Ranaldo y Steve Shelley, acompañados del cantaor Enrique Morente –quien aseguró no conocer qué iba a suceder en el improvisado recital hasta pocos minutos antes de su llegada– tornaron esta suerte de "performance de bienvenida" en una estimulante pieza de fusión de vanguardia entre rock, flamenco y música clásica. Esta última quedó representada exclusivamente por un arco de "cello" que no sobrevivió a su encuentro salvaje con las cuerdas de las descargas eléctricas de la guitarra de Ranaldo.
Surgida de la iniciativa del comisario holandés Roland Groenenboom, la exposición condensa la interacción entre los miembros de la banda de rock neoyorquina y un amplio número de artistas, americanos y coetáneos en su mayoría, pero de un extenso espectro cultural, desde la fotografía a la poesía pasando por la pintura o el vídeo. Sonic Youth no son sólo una banda de música, y su diálogo permanente con las distintas ramas del arte contemporáneo se remonta a su misma gestación como artefacto de noise underground hace ya casi treinta años. Es por ello que, junto al trabajo de fotógrafos, pintores o cineastas consagrados como Richard Prince, Gerhard Richter o Richard Kern, hallamos piezas de los propios Thurston Moore (brillante e ingenioso es el collage en que combina recortes de sus ídolos punk de la adolescencia con las cartas que escribía a su madre), Kim Gordon (artista conceptual ampliamente reconocida en esta faceta y galerista antes que músico, que cuenta aquí con varias instalaciones de vídeo y retratos abstractos en acuarela) o Lee Ranaldo, antiguo estudiante de cine cuyos loop-montage actúan de telón de fondo en varios conciertos. El cuarto Youth, Steve Shelley, autodenominado “no star” en el disco auto referencial Experimental, Jet Set, Trash and No Star, es quizá el que menos conexión directa tiene con el mundo del arte.
Dentro de Sensational Fix destacan poderosamente instalaciones interactivas tan originales como el Reverse karaoke, una pequeña carpa donde los asistentes pueden tocar la batería e instrumentos amplificados sobre la grabación de la voz de la propia Gordon, o la llamada Sin título de Cristian Marclay, una habitación vacía en cuyo pavimento reposan los cadáveres de 5.000 vinilos que el propio artista compró en una tienda de discos de Barcelona.
La muestra es testimonio, asimismo, de la condición de devoradores de cultura pop de sus protagonistas, plasmada en obras donde resulta evidente la devoción de Moore por la poetisa del punk Patti Smith o de Gordon por mitos de culto pop como Karen Carpenter. Sobresale con fuerza el interés del grupo por corrientes contraculturales como el movimiento Beat, con amplia presencia, bien como retratados o ejecutantes, de figuras emblemáticas de la talla de Allen Ginsberg, William Burroughs, o Jack Kerouac. Varias de estas obras forman parte de la colección personal de Gordon y Moore, la pareja más estable y totémica del rock alternativo, que comparte profesión, viajes, inquietudes, actitud punk y una hija.
Arte del rock o rock del arte, ésta es una oportunidad única para adentrarse en el universo sónico de estos adultos eternamente jóvenes.