Obra presentada en la exposición Era así, no era así de Juan Gopar en Tenerife Espacio de las Artes (TEA).
La casa es el espacio privilegiado de la memoria y en torno a ella, en tanto que espacio de la intimidad, se tejen los recuerdos. Allí comienzan todos los relatos porque simboliza y corporeiza el origen de la vida en el ámbito de la familia. En la casa se asientan también los deseos y como construcción encarna los proyectos en el tiempo. El tiempo que atraviesa la casa es el hilo que construye la vida.
La obra que Juan Gopar ha ido desarrollando en los últimos diez años, se enraíza en la memoria de una casa que se expande de manera rizomática. La casa es el centro de una red de imágenes que transporta hacia la idea de la construcción, subraya la importancia de la arquitectura y abre una reflexión sobre las posibilidades de futuro de una cultura marinera y popular que ha ido lentamente declinando en Canarias a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
PÉREZ DE ROZAS Huelga de trabajadores de Seat. Barcelona, 1979. Cortesía: Virreina Centre de la imatge
No es lo mismo almacenar datos del pasado que ser consciente de la historicidad de lo humano y articular en consecuencia un discurso expositivo con cara y ojos. Y eso, precisamente, es lo que ha conseguido Carles Guerra con 1979. Un monumento a instantes radicales, la muestra que presenta en el Palau de la Virreina y que pone a disposición del espectador un recorrido panorámico y singularmente heterogéneo sobre una serie de acontecimientos históricos que en un primer momento no parecen compartir más que la fecha pero que tienen, cada cual en su contexto, un significativo denominador común: el cambio de actitud y mentalidad frente al mundo tardo capitalista. Un punto de inflexión que se traduce, y no por casualidad, en revoluciones de distinto signo, cambios políticos, huelgas masivas y todo tipo de reivindicaciones que manifiestan, en definitiva, la dignidad de la lucha frente a un poder brutal y el derecho a la libertad y a la justicia.
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