En las galerías del “Museum” pasaron estupefactos por delante de los cuadrúpedos embalsamados, con placer por frente a las mariposas, con indiferencia ante los metales; los fósiles los dejaron pensativos, la conquiliología los aburrió. Examinaron los invernáculos a través de los vidrios y se estremecieron al pensar que todos esos follajes rezumaban venenos. Lo que admiraron del cedro fue que lo hubiesen traído en un sombrero.
Bouvard y Pécuchet, Gustave Flaubert.
Como los personajes de Flaubert, Theo Jansen (Scheveningen, Países Bajos, 1948) parece poseer la virtud o el defecto del empecinamiento, el carácter de un obseso que no se deja amedrentar por los errores y que año tras año se enfrasca en la titánica labor de crear “vida” y movimiento de materiales como plástico y goma. Sin embargo, a diferencia de Bouvard y Pécuchet, este artista –originalmente formado como físico en la Delft University of Technology- ha renunciado a los manuales científicos convencionales, y aunque las matemáticas, la física o la zoología sirven de fundamento a sus investigaciones y soluciones de ingeniería, son la imaginación y la utopía las que permiten incubar y dar forma a esas Asombrosas criaturas que hasta el mes de enero pueden verse en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid.
Leer más...En la tercera planta del Museo Reina Sofía, durante algunos días, coinciden parte de los legados de dos artistas. Uno, todavía vivo, referente del arte contemporáneo tal y como lo conocemos, aquel que encumbró la crítica avanzada del grupo October de acuerdo con las teorías relacionales derridianas y su defensa de la especificidad. Otra, fallecida hace veinticinco años, nunca estuvo interesada por los centros y las periferias, por las teorías institucionales del arte o la problemática sobre la naturaleza del marco. Pero lo cierto es que estuvieron muy cercanos, exactamente en 1971. Carl Andre y Nasreen Mohamedi llegaron a conocerse ese año en Nueva Delhi, cuando el primero participaba en la II Trinnale-India. Andre visitó el estudio de la artista y quedó fascinado con su formalismo, su uso de los espacios a través de las líneas y destacó a sus allegados el ambiente especial de aquel espacio de trabajo. Mohamedi le agradeció la entrevista. Esa fue la más próxima situación en la que estuvieron, a decir verdad. A Nasreen le interesaba mucho más el galopante papel de la mujer en los límites del minimalismo. La obra de Eva Hesse, Mary Kelly, Hanne Darvoben o Elena Asins eran fundamentales en su proceso creativo.
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