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Los años veinte fueron una década de progreso, y también de reacción. La catastrófica Guerra Mundial —a la que siguió una pandemia con la que la actual crisis del coronavirus posee un notable paralelismo— despertó las ansias de vivir de la gente. En ningún otro momento del siglo XX fue el deseo de cambio tan intenso. Las ciudades crecieron a un ritmo vertiginoso y surgieron nuevas visiones urbanas. Se cuestionaron y transformaron los roles sociales y familiares convencionales, y los grupos menos favorecidos se hicieron oír en las esferas de la política y la cultura. Las mejoras de las condiciones de trabajo fueron acompañadas por el desarrollo de la industria del ocio. El espíritu de innovación alimentó directamente el arte y favoreció la experimentación en todas las disciplinas. Resulta extraordinario que ninguno de los logros de aquella época haya perdido relevancia en el mundo actual.

A diferencia de muchas otras exposiciones dedicadas a los años veinte, esta muestra integra movimientos como la Bauhaus, el Dadaísmo o la Nueva Objetividad e iconos de disciplinas como el diseño y la arquitectura en un diálogo que revela la diversidad formal que caracterizó aquel momento transformador. La muestra recorre Berlín, París, Viena y Zúrich, abarcando todos los medios del momento, desde la pintura, la escultura y el dibujo hasta la fotografía, el cine, el collage y el diseño de mobiliario. La reveladora presentación final reúne aproximadamente 300 obras, articulándose en siete capítulos narrativos, en los que, junto a las figuras más conocidas, se incorporan algunos nombres nuevos. Una selección de artistas contemporáneos abordan, de manera explícita, el lenguaje formal y los temas de los años veinte, conectándolos con el momento actual. Al margen de similitudes como la pandemia y la crisis económica, la década de 1920 tiene muchos aspectos positivos en común con la de 2020, por lo que esta mirada retrospectiva podría brindar algunas ideas alentadoras e inspiradoras para el futuro.

Exposición organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y Kunsthaus Zürich

Comisarias: Cathérine Hug y Petra Joos